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Viviendo una Performance con Mónica Runde

 

Performance Mónica Runde. "La niña".

Performance «Boceto efímero #5». Mónica Runde. «La niña». Madrid, 2018.

El destino a veces nos hace pequeños regalos, como este cruce de caminos creativos en el que he tenido la oportunidad de participar en la construcción de una performance con Mónica Runde.

El proceso creativo es muy similar a cuando nos enfrentamos a un proyecto fotográfico, añadiendo que aquí los cuerpos se expresan con un lenguaje propio que Mónica, coreógrafa y bailarina, va guiando y articulando hasta crear una obra completa.

En el seno del taller «Boceto Efímero #5» de la Fundación Telefónica , abierto a todos los públicos, pudimos compartir unas horas que culminaron finalmente en una performance en las instalaciones de la exposición «La bailarina del futuro«, por cierto, altamente recomendable.

Mónica Runde e Inés Narváez, positividad, cercanía y buen humor, nos acercaron el movimiento a los foráneos al mundo de la danza.

Desde el punto de vista creativo, fue fantástico ver nacer las ideas, compartirlas, tomar referentes comunes como Bill Viola, y, al igual que sucede en fotografía, descartar las menos potentes siguiendo el famoso mantra «Menos es más«.

Durante este proceso se produjeron algunos momentos mágicos:

El abandono del cuerpo, el cuerpo se mueve, se expresa por sí sólo, cada uno crea un lenguaje propio. Cada sesión comenzaba con un calentamiento destinado a ir soltando el cuerpo y las articulaciones… el cuerpo y el alma van liberándose paulatinamente.

Las torres: Yo llamo así a un elemento coreográfico en el que dos personas constriñen a una tercera que lucha por moverse. Jugamos con las distancias y el espacio del bailarín, alejando y acercándose las dos personas que hacen de muros.

El mar: Yo diría que es un elemento coreográfico casi épico. No sé cómo lo llamarán las personas del mundillo de la danza. Es ese momento que en alguna película hemos visto en el que se levanta a una bailarina en el aire, y el grupo la empieza a llevar como si fueran las olas del mar. Es un momento precioso.

Performance: Se hila todo el trabajo, se encaja en el espacio expositivo, y suma algo a la exposición. El espectador se sumerge en un universo poblado de serendipias inquietantes, divertidas, y sorprendentes que hacen que la experiencia sea casi mágica.

Y finalmente, una experiencia que nos enriquece un poco más como personas.

 

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